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IreneSaez

Historias de María - continuación 13

La casa estaba cerca de la iglesia, a María le gustaba oir el sonido de las campanas, sobre todo si tocaban a fiesta. Cuando alguien se moria, el sonido era mucho más triste. El día 1 de noviembre se celebraba la fiesta de Todos los Santos. En el pueblo se tenía costumbre, de tocar las campanas durante toda la noche, en memoria de los difuntos. Los mozos eran los encargados de subir a la torre cada cierto tiempo a tocar. Como tenían que pasar la noche en vela, hacían una buena cena en la taberna y para ellos era como un gran día de fiesta.

El cementerio estaba detrás de la iglesia. La madre de María decía, que antes fue el huerto de un vecino, que el ayuntamiento había comprado para dicho fin. Antiguamente a los difuntos se les enterraba dentro de la iglesia, en el suelo, bajo unas grandes losas de piedra. Un antiguo escrito decía: en 1712, se hace el osario fuera de la iglesia, con una cruz de piedra, que después se convirtiria en cementerio. La iglesia era un edificio grande, junto a ella estaba la torre, que ’lucia’ su veleta de gallo, un campanillo y dos enormes campanas, una de ellas tenía una pequeña rotura, por lo que su sonido era un poco especial. Las campanas eran una parte fundamental en este pueblo, estas suplian en buena parte la falta de relojes. Desde antiguo había un campanero que a diario las tocaba: al amanecer a maitines, a mediodía el ángelus y al atardecer el toque de oraciones. En las fiestas para tocar a misa volteaban las campanas. Era muy alegre y muy bonito.

La iglesia era el principal edificio del pueblo y todos se preocupaban de cuidarlo. A pesar de que hoy está en estado ruinoso, todavia se ve una fecha en su techo 1912. Según decían las personas mayores, fue el año en el que la iglesia fue sometida a una reparación. 

Dentro de la iglesia, al fondo en su fachada principal estaba el retablo. En la parte de abajo del retablo, en el centro, estaba el Sagrario y, a derecha e izquierda el Niño Jesús de Praga y otras imágenes pequeñas. Sobre ellos, tambien en el centro, la Virgen del Valle, de la que todos se sentian muy orgullosos y por la cual sentian verdadera devoción. Le acompañaban la Inmaculada a su izquierda y San José a su derecha. Por último en la parte de arriba, Nuestra Señora de los Angeles y dos cuadros con algunas escenas de la Biblia. Fuera del retablo, a derecha e izquierda, en dos altarcitos pequeños, la Virgen del Rosario y la imagen de un Santo varón (que a María siempre le llamó la atención). En el pueblo siempre se dijo que era uno de los Mártires de Cardeña.

En el centro y también cerca del retablo, estaba el Altar Mayor. Desde este altar el sacerdote decía la misa (entonces en latín) y la gente contestaba igualmente en latín. Este altar era adornado con flores y velas encendidas durante la misa, lo mismo que los otros altares más pequeños. Los niños y niñas ocupaban unos bancos en la parte delantera y detrás las mujeres en sus reclinatorios. El púlpito y confesionario estaban a ambos lados, junto a los reclinatorios. Ya cerca de la salida, también a derecha e izquierda habia otros dos altares, a un lado Santa Bárbara y frente a ella San Antonio. Cerca del altar de San Antonio estaban las escaleras para subir al coro y los bancos  que ocupaban los hombres. Detrás de estos, la pila Bautismal y en la parte de arriba el coro. Ya cerca de la puerta estaba la pila del agua bendita.

Según algunos escritos, la iglesia fue construida entre los años 1663 y 1670, con el nombre de Santa María. Después de que el arzobispo Antonio Paíno, mandara derribar la anterior, debido a los continuos reparos a que venía siendo sometida. Otro antiguo escrito destaca: Ya en el siglo XV están establecidas en Castrillo, las cofradías de la Vera Cruz y el Rosario. Existen las ermitas de San Cristobal y de la Virgen del Valle "que está bajo la villa, en los prados junto a la fuente".

En el siglo XVIII Castrillo mejora en todos los sentidos. Tiene su buena iglesia, buena cruz y buen pendón de damasco. Sus ermitas de la Virgen del Valle y de San Cristobal, sus cofradias de La Cruz, del Rosario y de Nuestra Señora del Valle, con sus correspondientes fiestas. En los primeros años del siglo, se crea el Arca de la Misericordia para niños abandonados; se fundan capellanias y se cuidan las ermitas.

En 1729 fue traída a la iglesia, una rótula de los Mártires de Cardeña, por el canónigo de Burgos, don Juan Razola. Dicho acontecimiento, podria explicar que dichos Mártires, fueran los patronos de este pueblo. Aunque también pudiera ser, que dicha rótula la trajeran precisamente, porque los castrillanos ya disfrutasen del patronazgo de sus Mártires.    

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