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IreneSaez

Historias de María - continuación 7

En el pueblo había dos fuentes que se distanciaban unos doscientos metros la una de la otra, y cerca de las dos pasaba el rio. Para llevar el agua desde la fuente, tenían en todas las casas unos calderos de cinc y un aro grande de madera. Este se ponía sobre los calderos y metiéndose dentro de él, se cogian los calderos por las asas, asi se llevaban mejor y pesaban menos.

El camino para llegar a dichas fuentes era un auténtico desastre, sobre todo cuando llovía o nevaba, se convertía en un inmenso lodazal. A pesar de que cada poco tiempo, el alcalde llamaba a los vecinos y se hacían veredas para arreglarlo. Las veredas se llamaban a los trabajos que se hacían para el pueblo, ya fuera arreglando caminos, limpiando el río, etc. Dependiendo de la gente que se necesitara para hacer el trabajo, iba una o más personas de cada casa, siempre hombres. Si no podía ir una persona dejaban una mula, un carro o cualquier otra herramienta que hiciera falta.

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