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IreneSaez

Historias de María -35-

Las puertas de las casas que estaban todas cerradas, fueron violentadas sus cerraduras y lo poco que había quedado fue robado en su totalidad.

Pero los vecinos no quieren perder las raíces y los lazos que les unen. Así con el nuevo siglo, comenzó una cita anual. Se reúnen el último sabado de agosto para decir una misa en la plaza bajo una carpa, ir en procesión hasta la derruída ermita, cantar la salve y dar los vivas de rigor, a sus patronos la Virgen del Valle y los Mártires de Cardeña.

Para después de un pequeño baile y tomar el vermouth con canapés, hacer una comida de hermandad, que es servida por una empresa de catering. Se remata la comida brindando con una copa de cava y se dan unos pequeños recuerdos del encuentro. Por la tarde se hacen juegos. A los ganadores se les da su premio, después se hace una buena chocolatada con bizcochos. Los niños disfrutan un montón, también para ellos hay juegos por la mañana y por la tarde y su comida es especial. Todos están encantados por no tener que llevar ese día la tortilla.

<La noche te devolverá a la soledad, querido Castrillo>. Decía María en una pequeña lectura en la misa. Así es: al anochecer ya acabada la fiesta, con la colaboración de todos, es recogida la carpa, sillas, caballetes y tableros, se cargan de nuevo en el tractor o camión, propiedad de algún antiguo vecino, en el cual han llegado. Y son devueltos a sus dueños, que los prestan para que ese día pueda celebrarse la misa y disfrutar de la pequeña fiesta. Así cada antiguo vecino, con una sensación agridulce, vuelve a su destino.

El primer año se reunieron más de ciento cincuenta personas, entre las nacidas en el pueblo y sus familiares. Muchas de ellas no se habían visto hacía más de cuarenta años. A otras muchas no se les conocía, por haberse marchado muchos años antes. Ahora la mayoría son mayores y desde entonces han muerto varias, pero ningún año ha bajado de cien personas.

 

 

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