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IreneSaez

Los pueblos deshabitados

Son pueblos tristes, los pueblos deshabitados,

dejados de la mano de Dios y de sus antiguos habitantes.

Son pueblos mudos, olvidados, medio muertos,

que muchos los visitan, pero nadie llega para quedarse.

Están completamente solos, y su pena de huérfanos,

cala en la noche sin luna,

en lo más profundo de los huesos del cementerio.

Huesos, que ni huesos son.

Con el paso de los años, se convirtieron en polvo

y con el viento,

junto con la tierra y las hojas muertas, salen al camino,

por si pasara cualquier perro vagabundo,

y en su huída, transportados a diferentes lugares,

por la magia de la primavera

volver a ser de nuevo y para siempre, tierra fértil. 

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