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IreneSaez

HISTORIAS DE MARIA - continuación 3

Aqui lavar la ropa era una auténtica odisea: primero se calentaba agua blanda en un balde. En el agua caliente se ponía la ropa en remojo y luego con un trozo de jabón se iba lavando prenda a prenda en el "entremijo".

El "entremijo" o expremijo era una especie de mesa algo inclinada, con un agujero en la parte más baja de la tabla, para que fuera cayendo el agua de la ropa que se estaba lavando, luego se llevaba a aclarar al río. La ropa blanca se ponia al agua y al sol para que se blanqueara. Para esto se tendia en una huerta al lado del río durante unas horas, regándolo cada poco tiempo. Luego se volvia a aclarar y se llevaba a casa. Después de seca se planchaba y se guardaba. La ropa quedaba muy limpia pero daba mucho trabajo. Mas tarde llegaron la lejia, los jabones en polvo y en escamas, con ellos lavar era un poco más facil, pero no se libraban de ir al río, teniendo que bajar y subir cargadas una gran cuesta. La cuesta del Pontón o Puntón (como la llamaban en el pueblo) y que muchas veces estaba llena de barro. No hacía muchos años se hervia la ropa en grandes calderas de cobre y se hacían el jabón y la lejia en casa. CONTINUARÁ

 

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