Carolina
Carolina, Carolina, la niña de mi vecina,
tiene de juicio muy poco, pero a mí me vuelve loco,
baila sola en la cocina, moviendo su cinturita divina,
y yo desde mi ventana, no me canso de mirarla,
ella sabe que la veo, y se burla de mi deseo,
y cuanto más me provoca, mi corazón se desboca.
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